Alfarería Hondureña

Visitar Ojojona, en Honduras es una experiencia enriquecedora de nuestros principios. La media hora que estuve parado mientras mi esposa despedazaba mi presupuesto comprando adornos para la casa me hicieron meditar como nosotros, que vivimos en una gran ciudad, acostumbrados a una vida citadina, somos tan inconscientes de lo que pasa en los poblados rurales.

En la gráfica, una mujer, con acento indígena posiblemente lenca, se encarga de pintar bonitos adornos de alfarería que ofrecen a los visitantes. Estos pueblos, ayudados por algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) han aprendido a sacarle provecho a su tierra y de alguna forma reducir el riesgo de pobreza.

Media hora bastó para que pintara cinco figuras del perro "Blue", dos perros dálmatas, le ajustó el tiempo para coscorronear dos cipotes traviesos y vigilar que los míos no rompieran nada. A, sí también le dio tiempo de vendernos dos porta maceteras y unas figurillas que ya puestas se ven bonitas. jeje

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