La mitad de las cosas que nos suceden en esta vida no son planificadas, solo suceden. Pero quizá son estas las que nos traen satisfacciones inolvidables.
La mitad de nuestras vidas tiene una agenda en veces rutinaria, y el día que una de nuestras tareas se cruza con un incidente no convencional, podemos olvidar las razones trigonométricas que siempre hemos creído al encontrar que no todo tiene el mismo sentido lógico escrito en aquel viejo libro de Baldor.
Que si volvería a sentarme en la misma banca, hacer varias veces el ridículo que mis años no permite…
Sí, lo haría de nuevo.
Por verte sonreír siempre, lo volvería a hacer. Por que tus ojos no estén tristes, lo haría otra vez, y otra vez por que tu cabello suelto luzca como está ahora… regio!.
Lo sé, ni tú me olvides.
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